El Amo debe lamer las heridas del sumiso/a

Hoy estaba leyendo, de echo hace un rato el cómic Pride de Gengoroh Tagame. No suelo leer cómics, sino que ha sido una liada de mi hermano. Hace unos días me dijo que existía ese cómic, y yo le dije que no lo leería hasta que el lo leyese conmigo. Total que nos hemos puesto hoy en plan fraternal abrazados y con una mantita leyendo el cómic. Quitando el tema de como trata el BDSM, tiene varios puntos interesantes, uno de ellos fue el echo de lamer las heridas. Se lo comenté a mi hermano, y me dijo, “ah pero tu también lames las heridas”, y le dije “claro es la parte mas importante del BDSM y que muchos se la saltan”. 

A veces se puede ver al Amo como un ser desequilibrado y psicópata, que simplemente disfruta con el echo de infringir dolor. Pero a los que nos lo tomamos enserio, el sumiso/a es mucho mas que un juguete. La misma mano que ha abofeteado debe ser la misma que le rodee en un abrazo. Nunca olvido que el sumiso es también una persona que ha elegido jugar con ese rol, o que realmente vive su vida como sumis@.  Me gusta que el sienta mi apoyo, no solamente en la sesión, y justo después de ella, sino que realmente sepa que puede contar conmigo como un “padre o un amigo”. Justo después del juego es importante abrazar y agradecer que hayamos jugado con el y como se ha portado, ya que se producen una liberación de neuroquimicos que hace que esté de “bajón”, ademas de otros motivos de índole mental (como ya he comentado en otras partes del blog). Pero en los momentos posteriores, la persona reflexiona y esas heridas que se han producido en la sesión, pueden despertar otras heridas que tenían dentro y que tienen que sanar. No olvidemos que el BDSM es un proceso terapéutico. 

Me acuerdo que esto lo aprendí hace años, cuando con un sumiso, me pidió que lo latigase. Yo sin duda estaba disfrutando, el gemía de dolor y de placer. Al terminar la sesión se veía una espalda enrojecida, mi instinto me llevó a abrazarlo y besar sus heridas. En ese instante el se echó a llorar, y resulta que en medio de los latigazos algo dentro de el había echo click, y el mero echo de abrazarlo después fue para el liberador. Después le bese la espalda, y yo le dije “¿estas bien? Lo siento si me he pasado, pero tu no me habías dicho la palabra de seguridad asique...”, me cortó la conversación “los latigazos me han encantado, no es la espalda lo que me duele es el alma”. Ahí empezamos hablar de ese problema personal que tenia. Y yo recibí la lección de que hacia heridas físicas pero también heridas mentales, mas bien reventaba y hacia expulsar el pus, sanando esas heridas. 

Mas tarde comprendí que también podemos hacer otra serie de heridas. Y es cuando alguien nos dice que puede llegar hasta x punto y llegado a ese punto o antes se derrumban. No solo pasa con temas físicos sino con temas mentales (humillación, sumisión, feminización, etc). En este punto estamos provocando una herida en el sumiso, sin quererlo sin duda, ya que se esta respetando los limites que nos han dicho. En ese momento hay que abrazar como a un cachorro, ha sido un cachorro que quería ir mas allá por valentía, superación o morbo, y se ha quebrado subiendo esa cuesta. Hay que ayudarle analizar los motivos, pero sobre todo animarle porque ha echo lo que ha podido. 

Asi que si creo que es labor del Amo y muy importante lamer las heridas de los sumisos, tan importante como disfrutar haciendo las físicas. Abrirle el corazón al sumiso/a, tal y como el nos abre el corazón y su voluntad en la sesiones. Debe ser una apertura mutua. Quizás esto es difícil de comprender, y mucho mas aun de hacer en las sesiones puntuales que se realizan. Pero aun así creo que es deber del sumiso proponerselo al Amo, y deber del Amo lamer las heridas del sumiso, tantos las físicas, las mentales y las emocionales. 

P.D: El Amo también tiene heridas y también necesita que se las laman. Casi lo mismo dicho aquí sirve en otro sentido hacia el Amo.