Morbo histórico, revivir la historia en juegos de rol. El garrote vil
Mucho tiempo sin escribir, y ahora os vengo con un rollazo de historia. Pero en fin así soy yo. Cuando me invitaron al encuentro europeo de sexblogers, vi esta placa y me dio mucho morbete. Esta situada en Barcelona, en la plaza Garriga i Bachs, en la calle del Bisbe de Barcelona, junto al claustro de la catedral. ¿Y porque me dio morbo? Puede que el morbo ya lo llevaba encima. Los encuentros de sexblogers, se habla de técnicas de escritura, difusión, pero claro también como no de sexo, desde una perspectiva formativa y normalizadora, pero de sexo. A eso añadimos que fui con mi sumiso, y que nos hospedamos en la casa de un muy buen amigo, sumiso también. Y que la noche anterior fuimos a un local, Berlin Dark, y nos lo pasamos de vicio. Asique estábamos los tres andando por la calle, mi chico y yo además vestidos de cuero, y mi amigo catalán con un cepo de castidad y un plug. El ambiente ya iba caliente de por si.
Asique uno de los muchos momentos de morbo fue el ver este monumento. No se a vosotros, pero a mi las historias de torturas, me dan morbo. Al resto de los españoles también, por eso los programas mas vistos suelen ser los que tienen casos escabrosos. Otra cosa es que lo reconozcamos o no. El punto que no me gusta es que esas torturas no son consensuadas, y no da placer a todos los participantes, asique no las apruebo. Asique dejo volar mi imaginación, y en lugar de esas personas. Me imagino a mi como torturador, haciéndoles un interrogatorio, y diversas perrerías sexuales, incluso controles de la respiración. Hasta conseguir que me digan lo que quiero (contraseñas pactadas previamente). O “abuso” de ellos, sabiendo que son prisioneros. No es la primera vez que juego a juegos de historias, donde somos de dos bandos. Y torturo a alguien. Es muy enriquecedor, sobre todo para los que nos gusta la historia. Intento aprenderme muy bien el papel, revivirlo como un encuentro de rol. Por supuesto siempre con los limites pactados. Es un caso curioso, porque aquí el “sumiso” es el que decide hasta donde quiere ser torturado. Porque cuando quiere que pare, simplemente me responde a lo que le estoy preguntando. Pero a la vez uno como sumiso, se mete en el papel de heróe y resiste de forma diferente las torturas. Tambien hay quien lo hace con AssesinCredd, o con la Mascarada, o con juegos de rol mas conocidos. Todo depende de los papeles que le gusten a uno. Y lejos de banalizar la historia, ayuda a conocerla mejor. Porque tienes que conocer la historia de ese momento, sus costumbres, palabras que se decian en la epoca, noticias de actualidad, circunstancias, motivaciones de unos y de los otros. Tal y como hacen en las recreaciones historicas. Es un sistema de profundización en la historia, pero con su punto morboso.
Asique uno de los muchos momentos de morbo fue el ver este monumento. No se a vosotros, pero a mi las historias de torturas, me dan morbo. Al resto de los españoles también, por eso los programas mas vistos suelen ser los que tienen casos escabrosos. Otra cosa es que lo reconozcamos o no. El punto que no me gusta es que esas torturas no son consensuadas, y no da placer a todos los participantes, asique no las apruebo. Asique dejo volar mi imaginación, y en lugar de esas personas. Me imagino a mi como torturador, haciéndoles un interrogatorio, y diversas perrerías sexuales, incluso controles de la respiración. Hasta conseguir que me digan lo que quiero (contraseñas pactadas previamente). O “abuso” de ellos, sabiendo que son prisioneros. No es la primera vez que juego a juegos de historias, donde somos de dos bandos. Y torturo a alguien. Es muy enriquecedor, sobre todo para los que nos gusta la historia. Intento aprenderme muy bien el papel, revivirlo como un encuentro de rol. Por supuesto siempre con los limites pactados. Es un caso curioso, porque aquí el “sumiso” es el que decide hasta donde quiere ser torturado. Porque cuando quiere que pare, simplemente me responde a lo que le estoy preguntando. Pero a la vez uno como sumiso, se mete en el papel de heróe y resiste de forma diferente las torturas. Tambien hay quien lo hace con AssesinCredd, o con la Mascarada, o con juegos de rol mas conocidos. Todo depende de los papeles que le gusten a uno. Y lejos de banalizar la historia, ayuda a conocerla mejor. Porque tienes que conocer la historia de ese momento, sus costumbres, palabras que se decian en la epoca, noticias de actualidad, circunstancias, motivaciones de unos y de los otros. Tal y como hacen en las recreaciones historicas. Es un sistema de profundización en la historia, pero con su punto morboso.
Como veís es un juego muy divertido, y ese juego, es el que hicimos allí. A mi me tocó ser uno de los franceses, asique estuvimos con ese juego parte del dia ;-) y todo ello por las calles de la ciudad condal. La verdad es que fue muy interesante y morboso.
En fin, que quería compartirlo con vosotros ;-)
En fin, que quería compartirlo con vosotros ;-)
Ahora la parte de la historia... El suceso se llama el Complor de la Ascensión
Desde que el 13 de febrero de 1808 las tropas francesas, comandadas por el general Guillaume Philibert Duhesme, ocuparon Barcelona, hubo varios planes de sedición, siendo el más ambicioso el previsto para el 7 de mayo de 1809, posteriormente aplazado a la medianoche del 12 de mayo, vigilia de la Ascensión.
Desde que el 13 de febrero de 1808 las tropas francesas, comandadas por el general Guillaume Philibert Duhesme, ocuparon Barcelona, hubo varios planes de sedición, siendo el más ambicioso el previsto para el 7 de mayo de 1809, posteriormente aplazado a la medianoche del 12 de mayo, vigilia de la Ascensión.
La conspiración planeaba un alzamiento popular, con la participación de 8000 ciudadanos, apoyados por el ejército español y el somatén, apostados fuera de murallas, y los buques ingleses que bloqueaban el puerto. Para facilitar la entrada de estas tropas, los sublevados contaban con la complicidad de dos capitanes italianos del ejército napoleónico, Dottori y Provana, sobornados a cambio de abrir las puertas desde dentro. Una vez tomada la fortaleza de Montjuïc, una señal avisaría a los ciudadanos armados para iniciar el motín, tocando a rebato las campanas de diversas iglesias ciudad. Sin embargo, la señal no se produjo por causas desconocidas y la conspiración se vio frustrada. En los siguientes días, la delación de uno de los capitanes traidores, Provana, permitió a los franceses detener a gran parte de los conspiradores.
El 14 de mayo el capitán Provana citó en su domicilio a dos de los instigadores del complot: un comerciante, Salvador Aulet, corredor de cambios reales; y un funcionario de Hacienda, Juan Massana, oficial de consolidación de vales. La reunión era en realidad una trampa y ambos fueron arrestados por el Comisario General de Policía, Ramon Casanova. Al día siguiente se detuvo, entre otros, al doctor Joaquin Pou, cura párroco de la Ciudadela, a Juan Gallifa (Sant Boi de Lluçanès, 22 de febrero de 1775), clérigo regular teatino, y José Navarro, subteniente del Regimiento de Soria, quien ya era prisionero de guerra tras haber sido herido meses antes en el puente de Molins.
Grabado de Vicente Peleguer por dibujo de Buenaventura Planella que recrea la rendición de Mas, Portet y Lastortras. Desfallecidos, tras tres días escondidos en el órgano de la Catedral, la policía los reanima con vino.
El 14 de mayo el capitán Provana citó en su domicilio a dos de los instigadores del complot: un comerciante, Salvador Aulet, corredor de cambios reales; y un funcionario de Hacienda, Juan Massana, oficial de consolidación de vales. La reunión era en realidad una trampa y ambos fueron arrestados por el Comisario General de Policía, Ramon Casanova. Al día siguiente se detuvo, entre otros, al doctor Joaquin Pou, cura párroco de la Ciudadela, a Juan Gallifa (Sant Boi de Lluçanès, 22 de febrero de 1775), clérigo regular teatino, y José Navarro, subteniente del Regimiento de Soria, quien ya era prisionero de guerra tras haber sido herido meses antes en el puente de Molins.
Grabado de Vicente Peleguer por dibujo de Buenaventura Planella que recrea la rendición de Mas, Portet y Lastortras. Desfallecidos, tras tres días escondidos en el órgano de la Catedral, la policía los reanima con vino.
El 2 de junio, en la casa del Gobernador de la Ciudadela, fueron juzgados por un consejo militar dieciocho presos. Además de los citados Salvador Aulet, Juan Massana, Juan Gallifa, Joaquín Pou y José Navarro, fueron procesados Francisco Compte, portero de la Lonja; Juan Macià, fabricante de naipes; Salvador y Jaime Vilanova, carreteros; Domingo Aumatell, carpitero; Josep Mas, dorador; Magín Closas, herrero; los padres franciscanos Francisco Masramon y Gabriel Mallol; los frailes capuchinos Miguel de Figueras y Mariano de Montblanc; y los prebisteros del Oratorio de San Felipe Neri, Carlos Calafell y Francisco Deop. Massana, Aulet, Gallifa, Pou y Navarro fueron condenados a muerte. El resto de acusados fueron absueltos y puestos en libertad, excepto Juan Macià, Salvador Vilanova y Domingo Aumatell, que continuaron presos a falta de una investigación más exhaustiva sobre su implicación, y Francisco Compte, que inicialmente fue sentenciado a muerte, pero finalmente se le commutó la pena por la de prisión «hasta la pacificación de España».
Pou, Gallifa, Aulet, Navarro y Massana, por este orden, fueron ejecutados la tarde del 3 de junio de 1809, en el patíbulo instalado en el glacis de la Ciudadela, junto al Paseo de la Explanada. Los dos primeros, por su condición de sacerdotes, murieron en el garrote y el resto en la horca. Mientras eran setenciados, otros tres sublevados, el carpintero Ramon Mas, el espartero Julian Portet y el mancebo cerrajero Pedro Lastortras, tocaron a rebato en la campanada de la Catedral, en un intento de impedir las ejecuciones. Acorralados en el templo por las tropas napoleónicas, resistieron tres días sin comer ni beber, escondidos en los fuelles del órgano. Finalmente se entregaron a sus perseguidores, tras una falsa promesa de clemencia. Fueron también juzgados, condenados por sedición y ejecutados el 27 de junio de 1809.
Pou, Gallifa, Aulet, Navarro y Massana, por este orden, fueron ejecutados la tarde del 3 de junio de 1809, en el patíbulo instalado en el glacis de la Ciudadela, junto al Paseo de la Explanada. Los dos primeros, por su condición de sacerdotes, murieron en el garrote y el resto en la horca. Mientras eran setenciados, otros tres sublevados, el carpintero Ramon Mas, el espartero Julian Portet y el mancebo cerrajero Pedro Lastortras, tocaron a rebato en la campanada de la Catedral, en un intento de impedir las ejecuciones. Acorralados en el templo por las tropas napoleónicas, resistieron tres días sin comer ni beber, escondidos en los fuelles del órgano. Finalmente se entregaron a sus perseguidores, tras una falsa promesa de clemencia. Fueron también juzgados, condenados por sedición y ejecutados el 27 de junio de 1809.
¿Interesante la historia verdad?. Sin duda digna no solo de una película, sino de una serie.
Pues bien, como dije al principio, hay una escultura, en el centro de Barcelona, que recuerda este suceso. Aqui os comparto el texto que narra aquella situación.
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