martes, 28 de abril de 2020

Relato "dolor y gloria". Sobre la relación del dolor y el placer.



No soy masoca. Nunca lo he sido. No me gusta que me hagan daño ni sufrir, me asusta. Y a pesar de todo, una vez más, todos los esquemas mentales que sustentan la solidez de mis límites van cayendo. Se desmoronan ante la realidad, muy diferente de cualquier idea preconcebida. Y de repente, sigue sin gustarme sufrir dolor, pero descubro en él un instrumento de sometimiento que jamás había experimentado, que de alguna manera genera un extraño estado de satisfacción, que no etiquetaría como “placer”, pero que se acerca mucho.

El primer momento es el de la exposición total; atado, con las extremidades fuertemente sujetas y sin escapatoria posible, se produce esa comunicación tan intensa con el Amo en forma de declaración de intenciones. “Confío en Usted, me pongo en sus manos, me abandono, me entrego, soy suyo”. Un diálogo sencillo, directo, sin posibilidad de leerse entre líneas ni dejar nada a la interpretación. Estás indefenso, y dependes completamente de la persona que ahora controla la situación. En esos primeros instantes aún no forcejeas, porque cada milímetro de cuerda o cuero que sujetan tu cuerpo te provoca un estado mayor de tranquilidad. Cuanto más pierdes la capacidad de decidir, entregada por completo a esa persona en la que confías ciegamente, más sencillo es dedicar el cien por cien de tus sentidos a sentir, a respirar, a notar tu piel en contacto con la cuerda, en contacto con Él. No tienes que pensar, no tienes que elegir; ya lo has hecho, y ahora solo debes dejarte guiar mientras decide qué pasará contigo durante las siguientes horas. Sabes también que no estarás solo, y que a pesar de tu estado de indefensión total estás protegido, a salvo, en buenas manos. Las mejores.

El primer golpe es intenso, por inesperado. Suena como una señal de alarma que de repente lo hace todo más real. Porque duele, porque no puedes evitarlo, porque sabes que después vendrá más, y sospechas además que no hay forma de pararlo ya. Y así es. Después de uno viene otro, y luego pequeñas descargas pellizcan con fuerza diferentes partes de tu cuerpo, primero más separadas en el tiempo, luego más continuas. Llegas a preguntarte por qué has pedido eso, por qué te has metido en ese follón, “¿quién me mandaría?”. El dolor te hace forcejear cada vez con más intensidad. El forcejeo no es un juego, no es postura. Realmente te retuerces buscando escapatoria. Duele, duele y da miedo que duela más, que dure más, que no pare. Te retuerces buscando alivio, gritas, sudas, jadeas, intentas que tu respiración te ayude, y repasas mentalmente cualquier cosa que hayas podido leer sobre como mitigarlo, como hacerlo más llevadero.

Y entonces ocurre. Le buscas con la mirada, aún respirando con fuerza, como queriendo suplicarle algo, que ni siquiera tú sabes que es. Le buscas en busca de ayuda, y sientes mil cosas al mismo tiempo. Te duele, quieres que pare, pero también que siga. No quiero decepcionarle, no quiero ser uno más; quiero que esté orgulloso, estar a la altura, “no te rindas, joder”. Y el Amo te mira, te calma, te alivia. Es quien te causa todo ese dolor, pero también el único que puede aliviarlo, y el que le da sentido. En ese preciso instante encontré buena parte de lo que estaba buscando. Me hice pequeño, inmensamente pequeño, cansado, dolorido, indefenso y asustado, y a la vez, más seguro y protegido que nunca en sus manos. Me sentí más convencido que nunca de que quiero que apriete la cuerda y no me suelte pase lo que pase. En ese momento un trago de su meada es un regalo, lo que jamás pensaste que pudiera ser, porque llega como tiene que llegar, en el momento justo, en el contexto perfecto, como siempre, como todo. Cuando te has roto sientes que tu mente le pertenece, tu cuerpo ya lo hacía, y el viaje es más real y más sincero, porque no le negarías nada. Es tanto lo que te ha dado, tanto lo que has descubierto, que solo deseas poder servirle y demostrarle que estás totalmente a sus pies, ¿dónde mejor?

La resaca del dolor es extraña. La notas en los puntos que más sufrieron, recuerdas lo difícil que llegó a ser en algún momento, y tienes la tentación de decirte a ti mismo que no volverás a pasar por ello. Sin embargo, en el fondo no puedes dejar de pensar en cada vez que dijiste “por favor, Señor” en lugar de “gracias, Señor”, y te imaginas haciéndolo mejor la próxima vez, porque contemplas la idea de que haya próxima vez. Es una locura, pero sonríes y lo aceptas porque una vez más, todo tiene sentido. El dolor abre otras puertas; es un camino difícil, seguramente más duro que ningún otro, pero que ha servido para descubrir un sentimiento genuino, para mostrarme más vulnerable y a la vez más fuerte, seguro, convencido, entregado y sumiso que nunca.

Sigo sin ser masoca. Sigue sin gustarme que me hagan daño porque sí, y me sigue asustando sufrir. No cambia nada de lo que soy o de lo que me define como sumiso y persona. Sin embargo sí que cambia el significado de cada cosa en su contexto. Cambia el resultado y la medida en que algo se convierte en instrumento de algo mucho mayor. Y eso no hace más que confirmarme que estoy en el buen camino, cada vez más cómodo en el lugar que me corresponde, aprendiendo, avanzando, y con ganas de más.

¿Repetiría? Si Él me lo pide, sin dudarlo.



P.D: Este relato ha sido escrito por X. 

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jueves, 23 de abril de 2020

Excursiones sexuales y el poder del semen, la tribu de los marind-anim



Eso es lo que muchos de nosotros vamos hacer después de esta cuarentena, excursiones sexuales. Pero no voy hablar de eso, quiero dedicar dos o tres artículos sobre el tema, dentro de la sección de antropología y BDSM. Hay muchas tribus, que han desarrollado la costumbre de que los jóvenes, y en algunas ocasiones las mujeres, hagan excursiones a los lugares vecinos por un tema exclusivamente sexual. Algo parecido ocurría en España también, que los de un pueblo se enlazaban con las del pueblo de al lado. Es una costumbre mas que saludable, desde el punto de vista de la salud y la genética.

Las excursiones sexuales, varían dependiendo de la intención. Hay una tribu, sobre la que me voy a detener en este articulo, que se llaman los marind-anim, en Papua Nueva Guinea (Oceania), es una tribu de cazadores de cabezas. Aquí todo joven cuando ha llegado su mayoría de edad  tiene la obligación de hacer “sapla” por un determinado tiempo. Es un ritual de paso. El joven en el proceso desarrollara nuevas actitudes, se verá en situaciones en las que se tendrá que desenvolver, es una circunstancia muy común en muchas tribus, incluso nosotros cuando vamos a otros países a vivir, hacer un “Erasmus”. Pero en este caso, además se trata de hace una invasión sexual. El semen es algo sagrado, es como la esencia de la tribu. Por lo tanto si inseminas a otros hombres u otras mujeres, estarás disminuyendo su esencia, y conquistando con tu semen. Suelen coger a hombres y mujeres solteros, pero adquieren mas poder si están casados, y más aún si son mujeres de jefes de otras tribus, o si sus amantes son guerreros. A mas poder dentro de la tribu tenga esa persona, mas poder tendrás tu por haberlo inseminado.

Este ritual de los marind-anim es muy similar a los juegos que se hacen en el cuckold. Por un lado hacen esa invasión, los otros de otras tribus tienen que evitarlo, pero ellos quieren dar ese regalo al mundo que les rodea, y se apañarán de todas las tretas posibles para conseguirlo. También tiene de BDSM en la sensación de poseer a alguien, cuando lo has preñado o el sumiso/pasivo tiene cuando lo ha preñado su “macho”. Es una conquista a base de su semen. Pero el pueblo, marind-anim, tiene muchas más particularidades sexuales y emocionales.

 Para ellos la leche materna, no es sino semen que la madre proporciona al hijo para su crecimiento durante los primeros años de vida. Cuando llegan a los 12 años, se le designa un compañero, el “binahor”. Este compañero será siempre mayor que él, generalmente suele ser de la misma familia. Le enseñará los oficios, pescar, cazar, estará completamente a sus órdenes, pudiendo castigarlo sino sigue lo que se le ordena. Es en toda regla su sumiso. También se encargará de proveerle de semen para que se desarrolle como un hombre de la tribu. El semen es pues la “savia” de la tribu. Cuando llega a la mayoría de edad, ya se convierte en inseminador, pero antes tiene que pasar el proceso que he comentado antes, la “sapla”.  Después sigue manteniendo contactos con su compañero, ya que cuanto más frecuentemente inseminado sea un hombre, mayor será su capacidad vital y su masculinidad. Solamente hasta que se casa, deja de obedecerle.

Los marind-anim habitan en pequeños poblados. Los hombres y las mujeres viven separados, incluso después de casarse. Las mujeres duermen todas juntas en cabañas, y los hombres también duermen juntos.  Cuando son niños, juegan juntos, la segregación por sexos se va haciendo gradualmente. Comienza cuando aparecen los primeros signos de pubertad. El varón adolescente, va abandonando el poblado para ir a la “gotad”, la casa de los muchachos. Por la noche vuelve a la casa de los hombres, pero no para estar al lado de su padre, sino de su compañero, llamado “binahor-evai”, será también el que le enseñe los oficios de la agricultura, la caza y en la estrategia de cazar cabezas. El “gotad” es el sitio de los hombres, donde los hombres hablan todo lo que no quieren que sepan las mujeres, es un lugar de encuentros, y también de encuentros sexuales, allí se pueden tener contactos sexuales con otros miembros de la tribu, para poder compartir la sabia de la tribu.

El día de la boda, unas ancianas colocan ramas de eucalipto en el suelo, formando un círculo. Entre bailes y danzas, la mujer tendrá que mantener relaciones con todos los miembros varones del clan de su marido. Antes de que se le permita la penetración con el marido. Generalmente este ritual se lleva a cabo durante varios días. Este tipo de ritual de una mujer con varios hombres “otiv-bombari” será repetida en otras fases de su vida por ejemplo cuando la mujer vuelve de su aislamiento maternal, tras haber dado a luz a su hijo, o si una mujer no logra quedarse embarazada, asi como en otros ritos. El semen que se va depositando en la vagina, se recoge en una nuez de coco, y será utilizado como alimento o como medicina.

Las relaciones sexuales extramaritales, no se limitan a los “otiv-bombari”, sino que son muy frecuentes, por ejemplo cuando viene de visita uno de los amigos del marido, o un intercambio de favores entre el marido y otro hombre, el otro debe ofrecerle herramientas o comida. Pero sin embargo, los matrimonios son monógamos y no se rompen. Existe amor y afecto entre los esposos, y el marido o la mujer, pueden volverse celosos y agredir a su pareja, si han tenido relaciones extramaritales no consentidas.



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domingo, 19 de abril de 2020

Kinkomatic, una web para hacer checklist bdsm


He descubierto una aplicación que me encanta. Es para hacer chekclist y es totalmente gratuita. La parte mala, que está en ingles, pero es un inglés muy básico y muy usado dentro del BDSM.  Ya sabéis que yo estoy muy a favor de las checklist porque son una herramienta muy útil para conocerte y para conocer al compañero. De echo, cuando os poneis en contacto conmigo, lo primero que pido es una checklist que he confeccionado yo, que me ayuda a conoceros mejor antes de tener la sesión.

¿Preparados? La podéis hacer juntos o por separado. Sea como sea, es muy importante que seas sincero. Para acceder es en el enlace https://www.kinkomatic.com Te pide que te registres, con tu nombre, tu correo y una contraseña. Esto es para que puedas acceder de nuevo a tu perfil y modificarlo, sin necesidad de tener que repetirlo todo de nuevo. Esto es muy importante, por si hemos puesto alguna práctica que nos gusta mucho o poco, pero no la hemos probado, o por el motivo que sea ha cambiado nuestro gusto sobre esa práctica. Importante también que en el registro te permite seleccionar tu género y tu orientación, y tu rol.

Ya por fin accedemos. Hay cinco secciones en el lateral: bondage, disciplina, sexualidad, fetish &
role play, y partners (compañeros). Accedemos por ejemplo a bondage. Tienes cinco estrellas, para que pongas si te gusta poco una estrella y si te gusta mucho cinco estrellas. También está la opción prohibido, si es uno de tus limites. Es sencillo y genial. Y para los mas novatos, que no sepan que es esa práctica hay un signo de interrogación, que si lo pulsas te sale una descripción y varias fotos. Así no te puedes excusar de que no sabías que era eso. 

Si das positivo a una práctica, te salen desglosadas mas prácticas, para que puedas darles las estrellas que quieras.  Si todavía no has encontrado tu práctica o quieres ver más prácticas, aparece una sección ¿Mas preguntas sobre bondage? Y te da la opción de decir si o si no. Si es que si, te sigue presentando más opciones respecto a bondage, o a la práctica en cuestión.  En algunas practicas te aparecen una nube de palabras, si pulsas sobre ellas te vuelven a salir mas prácticas para que indiques tus preferencias.

Hay dos cosas que me han ganado.  En la sección de partners (compañeros) hay una sección de tipos de preferencias en las relaciones, si eres “abierto”, “poliamoroso” o “monógamo”, y dentro de esas hay subsecciones que puedes marcar.  La otra cosa que me ha parecido maravillosa es “como esperas el comportamiento de tu sumiso” “cual es tu comportamiento como Amo”, y aquí, puedes seleccionar varias cosas a la vez. Y es que un Amo puede ser a la vez cariñoso, cruel y sádico. Fantástico porque amplia al máximo las posibilidades. 



Al finalizar te sale el recuadro con todas las prácticas y tu preferencia frente a ellas. Con un diseño muy sencillo y elegante. Lo que hecho de menos es que no se pueda configurar el tamaño, porque a los que nos gustan muchas cosas, la lista se hace interminable, y con ese tamaño de letra, pues se hace muy largo. Para compartirlo con otros puedes hacer una impresión de pantalla, o bien a la parte de arriba te sale este enlace www.kinkomatic.com/checklist/ con el nick que has puesto al principio. Y es tan fácil como pasarle ese link a la persona que desees que vea tu cheklist.

Esto es genial, porque se lo puedes enviar hacer a un sumiso, o solicitarle a un Amo que lo haga para conocerle mejor. O simplemente el sumiso, que se lo ofrezca al Amo. Me parece una aplicación muy intuitiva y útil.

¿Os ha gustado? ¿Os haríais un perfil?





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miércoles, 15 de abril de 2020

¿Puede un Amo ser tu amigo?


Hace ya muchos años, cerca de 20, en pleno auge de las salas de chat, el Messenger, las webcam y el IRC, y convertido en un chaval curioso y borracho de hormonas que empezaba a descubrir el mundo BDSM a través de una pantalla, conecté la cámara de mi ordenador con un chico “dominante”, un Amo – decía él -,  que había conocido en la red y que prometía ser mi mentor para enseñarme un maravilloso mundo de sumisión y obediencia. Seguí cuidadosamente todas sus indicaciones, desde la correcta iluminación de mi habitación, hasta el volumen de los altavoces, y el atuendo con el que me encontraría (vestido, pero en todo caso sin calzoncillos, ya que eso era una tremenda falta de respeto).

Durante los primeros segundos de la conversación temblaba como una hoja. Su voz sonaba grave, intensa, era autoritaria y firme, grave y profunda como la de un locutor radiofónico. El mero hecho de escucharle, de permitir que me viera y poder verle, me provocó una erección instantánea que mantuve hasta que, minutos más tarde, pude masturbarme antes de ir a dormir. En un momento determinado de una conversación que ahora recuerdo como más bien insulsa, miré a la cámara como queriendo mirarle a los ojos, y sonreí. Era mi forma, casi inconsciente, de decirle “estoy aquí, estoy bien, confío en ti”. Su reacción inmediata fue decirme que bajase la cabeza, que mirase siempre al suelo. “Está bien que sonrías, pero no debes mirarme con la cabeza alta”.

Desde aquel preciso momento, una de las cuestiones que más me han llamado la atención sobre las relaciones BDSM y su funcionamiento es la manera en la que se establece y mantiene el trato personal entre Amo y esclavo o sumiso. Conocer el protocolo y estar a su altura es una tarea mucho más complicada de lo que podría parecer, especialmente por la enorme diversidad de criterios que existen, y de las distintas formas de comportarse tanto de dominantes como de sumisos. Sin embargo, y a pesar de que me parece un tema importante que debe cuidarse en el desarrollo de la relación con tu Amo, puede terminar también por convertirse en un artificio que le quite autenticidad y verosimilitud a un encuentro o sesión. La sutil sensación de que uno está interpretando un papel convierte a veces la práctica BDSM en una sucesión de sesiones inconexas, incoherentes, con un principio y un final, guionizadas. Placenteras, no digo que no, pero vacías a medio plazo porque te devuelven una y otra vez al punto de partida, sin una evolución o aprendizaje. Si hay algo que he empezado a entender recientemente es que la sumisión tiene mucho que ver con el aprendizaje, el conocimiento de uno mismo, con explorarte y dejar que te exploren. Y ahí no caben artificios ni posturas, porque lo que no es, no es.

En mi no muy prolífica ni experimentada carrera como sumiso he tenido ocasión de encontrarme con diferentes perfiles de Amos, con gustos y necesidades diferentes y de lo más exóticas, pero casi siempre con un denominador común: la barrera, la distancia. Eso bloqueó durante años por completo mi capacidad de aprender nada de ninguno de ellos, porque al final de cada encuentro la vergüenza y la culpa me devolvían al instante al punto inicial.

Cuando consiguen convencerte de que eres menos, y te han anulado lo suficiente como para que interiorices tu inferioridad, y entiendas que eres un mierda fracasado que merece ser ninguneado y maltratado, tú mismo construyes la relación con el Amo de esa forma, bajo esas premisas. Y cuando el subidón del momento ha pasado y te devuelven de una patada  en el culo a tu realidad de cada día, no hay forma humana de sentir la más mínima sensación de dignidad, ni la más remota posibilidad de sentir ganas de repetir. Lo que te pide el cuerpo es olvidarlo deprisa, sacar de tu cabeza todos tus fantasmas antes de que acaben contigo, y cruzar los dedos para que el cuerpo no te pida repetir más adelante. Porque tú eres más que eso, y lo sabes, pero tus sentimientos chocan frontalmente con tu instinto de supervivencia, y no dejas de preguntarte por qué te permites a ti mismo verte en semejante situación. En ese contexto es imposible que interiorices nada, ni hacer el BDSM compatible con la vida sana y equilibrada que tu maltrecho sentido común te pide a gritos tener. Entonces lo apartas en un compartimento cerrado con llave, y solo permites abrir esa puerta de tarde en tarde, cuando la necesidad aprieta.

La primera vez que un Amo te trata bien te sientes hasta culpable. Porque estás convencido de que no lo mereces. Has aprendido que no es tu sitio, que no funcionan así las cosas. Me costaba mirarle a los ojos. ¿Cómo voy a atreverme? Toda mi vida había dado por bueno que un Amo tenía todo el derecho del mundo a maltratarme, y que desarrollar mi naturaleza como sumiso pasaba sí o sí por aceptar esa degradación permanente. ¿Quieres ser un buen sumiso? Aguanta.

¿Puede un Amo ser tu amigo? Tiene todo el sentido cuando experimentas un trato diferente con uno de verdad. Porque tu Amo sabe cosas de ti que puede que nadie más en el mundo sepa. Porque eres capaz de ponerte completamente en sus manos, totalmente expuesto, indefenso, vulnerable, y aún así, tranquilo y seguro. Porque te cuida, física y mentalmente, llevándote al límite cuando es necesario para luego traerte de vuelta sano y salvo. Es la forma más extrema de un amigo, uno que aceptas y que te acepta sin condiciones, sin juicios, sin secretos ni zonas oscuras, con todo lo que eres, incluso aquello que más te avergüenza, y que es capaz de convertir en un valor. Le esperas y deseas con impaciencia porque tiene la llave de espacios de tu cabeza donde nadie más se atrevería entrar, que domina con sorprendente habilidad y amuebla a su antojo para que los dos os sintáis igualmente cómodos.

Estoy en fase de aprendizaje, peleando todavía con viejas creencias, pero el futuro es prometedor. Día a día siento que se va forjando la base de una relación Amo-sumiso basada en la sinceridad, la confianza y el respeto. Quiero trabajar para superar prejuicios, y someterme física y mentalmente de todas las formas posibles, ponerme en sus manos y saltar al vacío sabiendo que Él es la mejor red posible. Quiero notar como se aprieta la cuerda, como poco a poco se cierran las salidas y no hay escapatoria. No quiero dar marcha atrás, no quiero volver a la oscuridad de un pasado en el que tengo que elegir entre ser persona o sumiso. Ahora ya no lo necesito, y el único camino posible es hacia adelante.



Nota: Este articulo ha sido escrito por el sumiso X. En principio me lo envió como reflexión personal, pero creo que es tan interesante, que merece la pena que lo comparta con vosotros. Espero que os guste.




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