Sesión navideña de bondage y roles con joven de 25a

Ayer me contactó una persona para una sesión navideña. No sabia muy bien a que se refería hasta que me dijo que era un seguidor mio del facebook, que había leído mi artículo sobre BDSM y navidad, y que le gustaría tener una sesión así. Así que le pase el último artículo sobre bondage y navidad y entre los dos organizamos el esquema de la sesión. 

Joven de 25 años con apariencia de 18 (de hecho le pedí el carnet), con poco vello pero muy buena actitud. Como no me esperaba menos con muchos límites, de echo básicamente organizamos una sesión vainilla con tintes de bondage. Habíamos quedado para las 20h de la tarde y se presentó a las 19.30h sin duda porque tenia muchas ganas de sesionar, pero para mantenerle firme desde el principio le hice esperar hasta la hora que habíamos acordado. Los espumillones y artículos navideños me dijo que los quería traer de su casa, desde luego para el tenían mas significado emocional. 

Entra en la sala, le ofrezco un vaso de agua, está entre temblando y con cara de ilusión. Lo primero que hago es darle un abrazo. Realmente tenia miedo porque sería su primera experiencia BDSM y la primera vez con un desconocido. Así que lo abracé, hasta que se calmó. Le expliqué que el BDSM  no es solamente “pegar”, sino que es dominación pero también protección, es como estar en las garras de un águila pero protegido por sus alas. Una vez tranquilizado le tapé los ojos con una media de calcetín deportiva larga, y le fui acariciando con mis manos. Analizando sus sensaciones y viendo los latidos en su cuello. Poco a poco le fui desnudando, y le dije que desde ahora hasta que yo diese las dos palmadas y le volviese abrazar de nuevo el estaba a mis ordenes.

Una vez desnudo, le quité la venda de los ojos y le dije que me trajese la bolsa con las cosas navideñas, para ver como podíamos ir jugando. Le pedí permiso para sacar fotos de la sesión, de echo luego revisamos y borramos algunas donde el podía ser identificado. Saque un espumillón y le pedí que cerrase los ojos, fuí pasándoselo por todo el cuerpo, a la vez que a el le daban escalofríos. Le dije que se subiese en la camilla. Y empecé por atarle los tobillos, a la vez que iba hablando con el y empezando a humillarle en plan muy suave. El llevaba ya empalmado desde hace un rato, asi que decidí hacer algo de cbt con un espumillón rojo. Empecé haciéndole cosquillas por los huevos, a masturbarle con el y por último atar sus huevos y su polla. Tirando del espumillón para que sintiese presión y algo de dolor en los genitales. Me hizo gracia porque esto ademas de hacer que su rabo diese saltos de alegría empezó a ruborizarse. Le dije después que pusiese las manos en la parte delantera de su torso, y procedí hacer con el otro espumillón una especie de esposas, que terminaron en un atado en el cuello a forma de collar. Le dije que intentase soltarse y rebelarse, pero no pudo, asi que verbalmente le hice entender como realmente estaba allí atado y disponible para mi. 

Le di un par de golpecitos suaves con un flogger. Y después empezamos a jugar con las velas, la

verdad es que creo que quedó muy artístico. Subo una foto de ello allí. Ademas con un alto simbolismo navideño, el falo como representación de san José (la masculinidad), las manos como símbolo de María (las caricias, la femininidad) y la vela como el niño Jesús (la vela que ilumina en la noche, el amor que se comparte y se hace mas grande). Espero no ofender a nadie con esta muestra arquetípìca, pero a mi me pareció mas que sugerente. Después jugué con el y con las velas que sintiese el calor del metal (puesto que eran velitas con base de metal) para posteriormente rociarle con la cera en los puntos donde no había espumillón. Esta sensación le encantó. 

Le masturbé con aceite, para que también fuese mas placentero para el, aunque realmente creo que lo estaba siendo puesto que jadeaba, su pulso se aceleraba de vez en cuando y su rabo palpitaba. Para su sorpresa, le fui desatando, quitando poco a poco las velas y los espumillones. Y le dije que ahora lo convertiría en un regalo para mi. Lo puse a cuatro patas sobre la camilla para compactarlo lo mas posible. Saqué la cinta de regalo y le envolví, le encantaba porque era una sensación como de cosquilleo. Al final le quedó como una especie de arnés. Lo decoré aun mas con el espumillón y le saque un par de fotos. Le dije que dijese que era mi regalo, que se ofrecía para mi y algunas cosas mas por el estilo.

Lo volví a desatar y le obligué a que se pusiese a cuatro patas con el gorrito de navidad. Empecé acariciándole y poco a poco fui metiéndole los dedos en la boca, en el ano, masturbandole, y después azotándole y abofeteándolo suavemente. Su rabo estaba a punto de reventar, asi que le dije que se masturbase, que quería ver como lefaba ese niñato. Le puse un pié encima mientras se masturbaba, estuve a punto de escupirle pero quizás hubiese sido demasiado para el. El pobre se masturbaba con unas ganas como si no lo hubiese hecho nunca, en ese momento de frenesí aproveché para sacar su lado mas “zorra” y que se humillase aun mas. Hasta que ya por fin, saltó un chorro de lefa que le saltó el hombro, y parte en su boca, así que con mi mano se lo metí en su boca. Lo levanté y me lo llevé a la ducha. Mientras le iba diciendo lo buen chico que había sido. Le sequé y lo abracé realmente con cariño. 

Quedó encantado con la sesión, aunque ya le dije que aquello había sido una sesión bastante floja. Pero que lo importante es que el lo haya disfrutado, y por supuesto que me haya dado placer a mi. La verdad es que estaba flipando el chavalin. Me dijo, “quiero que me inicies, dejarme guiar por ti”, a lo que yo le comenté “por mi bien, pero espera que se te pase el calentón y vamos hablando”. “¿Sabes cada vez que vea estos espumillones ya no será igual.... me acordaré de ti”.


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Para las fotos como para este relato he pedido permiso a la persona que par-ticipa en él. Nunca publico nada sin el consentimiento de los que participan en las sesiones. Los datos están modificados para que la persona permanez-ca en el anonimato, por eso mismo tampoco muestro las caras.