jueves, 25 de agosto de 2016

Sesión con Gahn, tercer encuentro: látigo y reencontrarse en mí

Era el día tercero!. Para los dos es un número importante, aunque por diversos motivos. Solo hemos echo tres sesiones de tres días, pero para mi es como si el hubiese estado conmigo toda la vida. Hablamos diariamente vía washap, nos contamos nuestras preocupaciones, y vamos avanzando cada uno en su nivel. Realmente para mi se esta convirtiendo en algo muy novedoso, algo al que solo le podría encajar el nombre de perro totem.

Lo recibí, como siempre con alegría, y con muchas ganas de que me sintiese. Estuvimos jugando en el hotel donde se hospedaba esta vez. Le desnudé, inspeccioné cada uno de sus rincones, y le hice un precalentamiento a base de azotes, para terminar pidiéndole que pasase su lengua por todos los rincones de mi piel. Terminé corriéndome yo, y después le di permiso para que el se corriese.



Fuimos a comer a un sitio muy interesante, al que desde entonces he repetido una vez. Un restaurante de estilo “nueva cocina”, pero donde están equilibradas la belleza con el no dejar el estómago ni el bolsillo vacío. Después fuimos a dar una vuelta, quería que me acompañase a comprar una fusta nueva, y un látigo. Lejos de ser en un sexshop, fue en una tienda de hípica. De una calidad bastante buena que quise comprobar de vuelta al hotel. Hacia años que no manejaba un látigo de casi 2metros, y efectivamente le dejé marcas, unas hermosas marcas. Después le puse una manta encima, para poder desahogarme en condiciones, y dejar de dar latigazos y fustazos cuando yo empezase a sudar. Ambos lo disfrutamos mucho, quizás demasiado. Después de ese concierto de gritos, chasquidos de latigo y gemidos, nos duchamos. Procedí hacerle un aftercare lamiéndole esas marcas que le había provocado yo y a sanarselas masajeandole con trombocid.

El día siguiente pintaba interesante. Tenía visita con un terapeuta que le puso ventosas, acudí yo a ver al terapeuta en calidad de Amo. Fue formidable, me sentí realmente como un padre con su hijo. Ver como le trataban y cuidaban. Y como el terapeuta me miraba de reojo, señalandome las marcas de Gahn y echandome una pícara sonrisa. Las marcas que le hizo el eran la perfecta escusa para disimular las otras marcas.

Echábamos de menos el yacuzzi, así que fuimos a un sitio que a mi me encantó. Jamas habia acudido a uno. Es una casa que tiene habitaciones temáticas que se alquilan por horas. Y allí teníamos para nosotros el yacuzzi. Coloqué los elementos encima de la cama, y quise seguir profundizando en nuestra fusión personal. Hice que me lamiese las botas, y que se arrodillase delante de mi, para que sintiese a ese ser superior que le tiene en sus manos. Como alguien que tiene en sus manos a un pajarito comiendo. La sensación para ambos fue formidable. Después fuimos al yacuzzi, y conseguí adentrarnos en un proceso de renacimiento, donde el se sintiese como el ying y yo como el yang. Fue un proceso muy hermoso que desembocó en temblores y lágrimas, entre otras sensaciones para ambos. Para después pasar a la cama, abrazarnos y hablar de futuro y seguir jugando en el presente.

Me encantó cuando me preparó aquella manzanilla entre cadenas, tumbado en la cama como un señor. El sintiendo que me servía y yo... yo flotando entre sus palabras, atenciones y cuidados. Realmente esta en su lugar, lo admiro por como se deja llevar, pero esta claro que todavía nos queda mucho camino por delante, para seguir reforzando algunos comportamientos y pautas, y para seguir creciendo y volando.


Al día siguiente le salía el tren. Me daba pena que se marchase ¡estoy tan a gusto y feliz con él!. Llevamos las maletas desde el hotel a mi casa. Y allí se me ocurrió hacerle un ejercicio que resulto también formidable para los dos. Se llama regresión evolutiva, y le hice pasar desde lo mas grande a lo mas pequeño, llegando a tocar la nada, para volver otra vez de lo pequeño a lo mas grande. Siempre inmerso en mi y con mi figura protectora. ¡Que hermoso!.


Cada vez me alegro mas de haber conocido a Gahn, y que el se deje abandonar en mí. Estamos creciendo mucho. Yo estoy poniendo en práctica ejercicios que había usado en mis años de terapeuta y psicoterapia, y el me va adentrando en los misterios del bdsm tántrico. Y fusionando eso, con nuestras personalidades, muy diferentes, se esta forjando un proceso de crecimiento único, una espiral formada por Dominus Jaime y Gahn perro totem.  

6 comentarios:

  1. Lo que más me gusta de tus sesiones es que compartas con nosotros las dos visiones: la tuya y la de tu sumiso.

    Abrazotes.

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    1. Si ademas es que a veces son puntos diametralmente opuestos! Abrazote

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  2. Parecen dos encuentros totalmente distintos, con apenas dos puntos de unión, el jacuzzi y el momento de la regresión.
    Por cierto, ¿podría explicar un poco en que consistió ese momento?

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    1. Claro por eso me gusta poner los puntos de vista de las dos personas, porque cada uno lo ve y lo vive de forma diferente. Claro, no lo comento por aquí pero le pregunto a Gahn, y si le parece bien te lo comento.

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  3. Por razones de orden físico el hecho de teclear en el ordenador se ha vuelto últimamente para mi algo difícil, razón por la cual tuve que enviar un feedback más corto en el cual centré mi atención únicamente en los dos momentos claves del jaccuzzi y del rebirth. Es cierto-y es bueno-que Amo y sumiso tienen visiones y percepciones distintas de lo vivido y así fué. No obstante sería para mi faltar a la verdad no decir que más allá de dichas diferencias lo que vivimos fue una comunión realmente especial y por mi parte nunca vivida. Hemos tocado niveles de fusión de la cual no teníamos ni experiencia previa.Por supuesto que hubo látigo, flogger y marcas y fué fabuloso. Pero lo vivido a nivel esencial, por lo menos para mí, lo supera y trasciende todo.

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    1. Efectivamente, hay un eje común de una profunda comunión, que tu llamas "power exchange". No he entrado a comentar emociones y otras cosas que creo que deben quedarse en la esfera de lo privado. Solo dar unas pinceladas, para mostrar al mundo las obras.

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