miércoles, 27 de abril de 2016

Primeros pasos, una reflexión con aroma a té

Hoy he ido a tomar un te en una tetería arabe de Málaga llamada Kinyeti, pues bien nada mas pasar su postigo se lee el siguiente mensaje. Y que hermoso mensaje para ir con alguien a disfrutar de un te... para mantener una amistad, una relación, conseguir un objetivo, lo primero que hay que hacer es dar el primer paso. Y es ese paso precisamente el que mas cuesta. Ese paso que separa la fantasía de la realidad. 

Es ese paso también el que separa a la gente del mundo BDSM y alternativas. Mucha gente fantasea, muchos con ser atados, con ser "violados", con estar a disposición de alguien... mas de los que podríamos imaginar. Pero pocos son aquellos que dan el primer paso a probar cosas nuevas. Un paso que no sabes si será en falso, o si por el contrario será el primer paso de otros muchos de tu vida. Yo creo que igualmente hay que atreverse a darlo, y dejarse de vivir entre quimeras. De lo contrario nos hipotecaríamos en el "y si...", y la vida esta para construirse, para exprimirla, para dar pasos. Incluso porque no, dar pasos hacia atrás y saber pedir disculpas cuando nos hemos equivocado, pero sin dejar de amarnos. 

Esos primeros pasos que separa a un sumiso de un esclavo. De una entrega, de un ponerte a disposición de alguien al que crees superior. Unos pasos que cuestan, pero que a la vez el morbo, la pasión y tu propio espíritu te empujan a ellos. Es un paso casi místico, que lejos de iniciar un camino de esclavitud, nos hace pasar ese Mar Rojo, alejarnos de nuestra propia esclavitud, y haciendo lo que nos parece imposible, lleguemos a una tierra prometida donde mana leche y miel. Sin estar exentos de sudar por el desierto, de encontrarnos alacranes y víboras. Pero sabiendo que vamos de la mano de un Ser que nos protege y provee para nosotros lo que es mejor. ¿Tendría sentido un desierto sin miel?. La miel, hace que el esclavo pase por el desierto, mire hacia arriba, y soporte el desierto a cambio de ese néctar. Por lo que ya deja de ser una esclavitud y pasa a ser una liberación. Pues la sumisión no deja de ser una liberación en los brazos de otro, es un descanso.

Pero para eso hay que dar ese primer paso que nos acerca a la montaña. Esa montaña que nos puede parecer entre nubes, poco clara, o quizás demasiado alta, o demasiado empinada. Tienes una mano que te ayudará a subir y a escalar, y que de vez en cuando te dará agua para que apagues tu sed. Pero para eso tienes que dar los primeros pasos, y acercarte a la montaña, cruzar el suave valle. Seguro que cuando te acerques, la montaña será diferente, quizás mas grande, quizás mas verde, pero seguro que diferente a como la veías desde lejos. Poco a poco mientras vayas caminando la irás sintiendo tuya, y tu irás perteneciendo a la montaña. Paso a paso, entre sudores y descansos, entre aullidos de lobos y pájaros planeando. Paso firme, pero que fue iniciado con unos primeros pasos. 

Y cuando porfín después de varios días en la montaña puedas decir, !quiero construir una tienda!. Yo quiero ser uno con la montaña, quiero cuidar sus sendas, quiero ver crecer sus árboles... en ese momento, ya no te acordarás de los primeros pasos, que un día te atreviste a dar. Simplemente suspirarás, y no sabrás distinguir tu respiración, con la brisa de la montaña, tus latidos, de la vida que renace en la montaña. Y querrás entregar tu vida, y el todo te parecerá nada, y la nada te parecerá el todo.

Y es que kinyeti no es otra cosa que una montaña sagrada (en sánscrito), y que mas sagrado que una entrega de si hacia otro. Y en esto es en lo que pensaba mientras el té daba el sabor a la insípida agua, como esos pasos dan color a una vida. ¡Te animo a que des esos primeros pasos hacia la montaña!

6 comentarios:

  1. Continuamente nos encontramos montañas y nosotros elegimos el subirlas o rodearlas. Me ha gustado mucho la metáfora sobre todo en lo referente al compañero de viaje que tengamos para subir esa montaña (y aplicable al resto de montañas).

    Abrazotes.

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    1. Claro por supuesto este subir a la montaña puede aplicarse a una gran variedad de aspectos de la vida. Y como dices ese compañero es importante... unas veces serán los padres, otras un amigo, otras un novio, otras un Amo y otras tu mismo.

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  2. Qué hermosa reflexión, Jaime, con aroma a té incluído.
    A veces, la montaña la tenemos tan cerca y pegada a los ojos que no la sabemos ver.
    Todo lo que dices me toca de cerca pero no quiero extender para no ser pesado.
    Un saludo

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    1. Me alegro que te toque de cerca. A veces pasa eso si, que deseamos esa montaña, y no hacemos mas que dar vueltas en círculos. Un abrazo!

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  3. Me ha parecido muy interesante y muy bonito el texto, además de que invita un poco a la reflexión. Las fantasías sexuales seguro que son naturales y saludables, lo que ya no sé si es necesario el llevarlas a cabo o si perfectamente pueden quedarse en ese terreno de los subjetivo y potencial. Porque el llevarlas a la práctica -en concreto pienso en las de este tipo pero seguro que puede aplicarse a todas- también acarrea el riesgo de tener que cruzar ciertas líneas después de lo cual quizás uno descubra que no quiere dar un paso atrás. Quizás no sea un riesgo y lo único que hacemos es liberarnos un poco más y ampliar nuestros horizontes y nuestras posibilidades de disfrutar del sexo con nuestros semejantes, pero no sé, es inevitable que esos caminos de una sola dirección siempre inspiren un poco de prevención y den mucho que pensar.
    Porque una vez subida la montaña, ¿quien piensa en volver a bajar?

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    1. Tienes razón, pero eso generalmente te pasa con todo lo bueno (y algunas cosas no tanto) si tu probases una onza de chocolate... ¿te olvidarías del chocolate para siempre?. Pero pienso que hay que probar el chocolate, aunque no solamente alimentarse de el. Con esto pasa lo mismo, si es cierto que una vez que lo pruebas te suele gustar (si se hace bien) y la gran mayoría de las veces te va pidiendo ir mas allá. Ahí esta tu discernimiento y el del Amo, para no pasar los limites que no quieras.

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